Sacerdotes de Dios

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“Vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo”. 1 Pedro 2.5

En el Antiguo Testamento los sacerdotes eran los “intermediarios”; los que conectaban al pueblo con Dios, y también los únicos autorizados para sacrificar los animales ante Dios. Sin embargo esto ha cambiado. Ahora la Biblia nos dice que los sacerdotes somos nosotros los cristianos, quienes nos volvimos (y fuimos ordenados como) sacerdotes el día en que pusimos nuestra fe en Cristo como nuestro Señor y Salvador. Saber esto nos deja dos grandes lecciones. Primero, nos recuerda que ahora ya no necesitamos intermediarios para ir a Dios, podemos hacerlo directamente. Ya no necesitamos de la “Churona” (virgen del Cisne), de los “santos”, reliquias, o cualquier otra cosa para acercarnos a Dios. Gracias a nuestra fe en Cristo ahora podemos venir directamente a él. Segundo, como sacerdotes, el versículo de hoy nos deja claro que todavía debemos presentar sacrificios a Dios, pero no sacrificios de animales, sino “espirituales”. ¿Qué quiere decir esto? Cuando usted se encomienda a Dios en la mañana, usted está ofreciendo su día como un sacrificio a Dios. Por lo tanto, todo lo que haga ese día como amigo, profesor, trabajador, profesional, ama de casa, padre, etc. se vuelve un sacrificio para Dios. ¿Por qué? Porque ahora usted es un sacerdote, y todo lo que hace ese día (bueno o malo), es lo que está trayendo a Dios como su sacrificio espiritual. Tenga entonces cuidado con lo que trae a Dios durante el día. Usted es un sacerdote.