“Comenzaron [los profetas falsos] a gritar más fuerte y, como era su costumbre, se cortaron con cuchillos y dagas hasta quedar bañados en sangre…Pero no se escuchó nada, pues…[ningún dios] respondió ni prestó atención”. 1 Reyes 18:28–29 (NVI)
Se calcula que hay aproximadamente 8,7 millones de especies de animales conocidas en el planeta. Y la Biblia dice que Dios las creó a todas. Los expertos nos dicen que el océanos tienen un volumen total de 322,280,000 millas cúbicas de agua. La Biblia dice que todas esas aguas entran en la mano de Dios (Is 40:12). Se nos dice igualmente que hay alrededor de cien billones de estrellas solamente en nuestra galaxia. Y la Biblia dice que todas ellas son obra de Dios y que incluso las conoce por su nombre (Sal 147.4). Los astrónomos estiman que hay 100 mil millones de galaxias aparte de la nuestra. La Biblia dice que Dios las creó a todas ellas, solo con el poder de su palabra (Gen 1.1). Esa es la clase de Dios que tenemos, un Dios increíblemente poderoso. Por otro lado, en los versículos de hoy, los profetas del dios Baal querían que su dios venga ayudarlos, pero eso nunca sucedió ¿por qué? Porque ellos habían olvidado que la ayuda que recibimos, siempre va a ser proporcional al dios, o dioses que adoramos. Si nuestro dios es insignificante (como un político o nuestro trabajo), o inexistente (como Baal), la ayuda que recibiremos entonces será insignificante, o inexistente. La ayuda o el milagro que pides en medio de tus problemas siempre es proporcional al dios que tienes.
Si hoy estas abrumado por los problemas de la vida y los otros dioses te han fallado, es hora de recordar que el Dios de la Biblia es un Dios omnipotente que nunca falla. Un Dios que no solamente es real, sino que también está por encima de todo problema, y que está deseoso de ayudarte en toda circunstancia.
Ven a él, entrégate a él, y experimenta su presencia y su poder.