“Ningún siervo puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas”. Lucas 16:13
Todo cristiano entiende este versículo. Y todo cristiano tiene problemas tratando de vivirlo. El dinero es parte indispensable de la vida, y por eso estamos pensando en él todo el tiempo. Pensamos en cómo obtener más, cómo no perderlo, cómo invertirlo, cómo gastarlo, cómo no mal gastarlo, cómo pagar las deudas, cómo pagar los estudios, cómo obtener un préstamo, cómo ayudar a alguien más, cuánto dar en la ofrenda, cuánto no poner en la ofrenda, cuánto vamos a obtener de la jubilación, si es que me alcanzará o no para los medicamentos, si es que tendré para pagar la renta, si es que compro pollo o carne de res etc. La lista de preocupaciones en cuánto al dinero es en verdad interminable.Así que no es difícil imaginar que en verdad como dicen algunas estadísticas, si llegamos a tener 85 años, 50 de esos años los habremos pasado preocupados por el dinero.
Jesús no esta en contra del dinero, pero sí en contra de que hagamos del dinero nuestro dios. Si vamos en esa dirección, no vamos a encontrar realización ni gozo, y muchas veces ni siquiera dinero. No deje que las riquezas, las posesiones, y el dinero, se vuelvan su dios.
Las riquezas y la posesiones son buenas siervas, pero dioses crueles. No esta mal ser rico, o pensar en el dinero. Eso es normal aún para un creyente. Lo malo esta en dejar que esas riquezas se eleven hasta el punto de volverse mi dios. Jesús es claro. No podemos servir a dos amos, o estamos sirviendo al uno, o estamos sirviendo al otro.