“Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.” Romanos 10.17
Este versículo nos enseña claramente, que la fe llega a nuestras vidas por medio del conocimiento bíblico. Por lo tanto, si queremos tener más fe, no tenemos que orar a Dios por más fe. Lo que tenemos que hacer es leer y conocer mucho más la Biblia. Y no es que orar este mal, sino que el medio por el cual Dios ha decidido darnos mas fe, no es la oración, sino la lectura de su Palabra. ¿Quieres entonces saber cuánta fe hay en tu corazón? Eso va a depender de cuánto tiempo pases leyendo la Biblia. Pero hay algo más que considerar aquí. La fe es creada sí, por medio de la lectura de la Biblia, pero es ejercitada por medio de la obediencia. Santiago 1.22 dice: “Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores…”.
Esto significa que, si alguien ha leído en la Biblia que debe casarse con un creyente, pero decide lo contrario y se casa con un no creyente diciendo “no importa, Diosito nos va ayudar”. Ese acto no refleja fe, sino falta de fe. Si alguien por otro lado, ha leído que no hay que endeudarse irresponsablemente, pero aun así ha decidido acumular deuda tras deuda porque dice, “Dios luego proveerá el dinero”. Eso no es fe, es falta de fe. ¿Por qué? porque no está obedeciendo a lo que ya ha leído en la Palabra. A muchos de nosotros nos hace falta recordar hoy que la fe cristiana no tiene que ver con lo que yo quiero, sino con lo que Dios quiere y con hacer Su voluntad, no la nuestra. Y que los actos de fe muchas veces van incluso en contra de nuestros propios sentimientos y pensamientos. Por eso son actos de fe. Porque confiamos en que Dios sabe mejor, aunque en ese momento mi corazón y mi propia razón me digan lo contrario. La fe cristiana entonces, no tiene que ver sólo con “creer”, sino con leer la Palabra, y obedecerla.