Ya ni siquiera damos gracias a Dios.

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Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad; porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios, (Ro. 1:18-22)

Tristemente la gran mayoría de las naciones de occidente ha pasado por este proceso que nos relata este texto bíblico, el mismo que nos muestra que Dios es justo cuando revela su ira desde el cielo, ya que lo hace, por cuanto las naciones profesando ser sabias llegaron a determinar que no hay Dios, a pesar que el eterno poder y deidad de Él han sido visibles siempre por medio de toda la creación maravillosa que Él lo hizo. Y debido a esta arrogancia, los hombres llegaron a detener la verdad, para dar paso a la inmoralidad.

Al contemplar este proceso vemos que la sociedad actual ha dado un paso más para que la ira de Dios se revele desde el cielo, y esto es que la mayoría de la gente tiene vergüenza de pronunciar si quiera el nombre de Dios, lo cual era común un par de décadas atrás; y esto continúa avanzando a tal punto que hoy el nombre de Dios está saliendo aun de las expresiones populares, ya que se escucha muy poco mencionar el “gracias a Dios” o “que Dios le bendiga”, cumpliéndose así lo que el texto nos dice: “No le glorificaron a Dios ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en su razonamientos”. Este envanecimiento los hace ver intelectuales al decir que todo es “Gracias a la madre naturaleza”.

No debe entonces sorprendernos, que en Su ira Dios nos abandona para estar a la merced del engaño por no creer la verdad, como también a la merced de cuando El mueve su creación desatando grandes desastres. – (F)