“Aprendiendo a perdonar bíblicamente”

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“Y perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todos los que nos deben”. Lucas 11:4

Este versículo nos muestra una de las facetas del perdón bíblico: que el perdón no es algo pasivo, es activo. Yo decido perdonar. Pero el perdón bíblico es mucho más que esto. June Hunt lo resume de la siguiente manera. (Parafraseado) “El perdón bíblico no es justificar el comportamiento pecaminoso, es reconocer que hubo pecado, pero que, aun así, decir perdonar. El perdón bíblico no es tratar de ocultar el dolor, es trabajar a través de ese dolor. El perdón bíblico no se basa sobre lo que es justo para mí, sino en la misericordia que debo tener hacia el ofensor. El perdón bíblico no es ser un mártir débil, es ser lo suficientemente fuerte como para decidir perdonar. El perdón bíblico no es reprimir y almacenar la ira, es acabar con ella entregándosela a Dios. El perdón bíblico no es una respuesta natural humana, es una respuesta sobrenatural que viene al conocer realmente a Dios. El perdón bíblico no es excusar la ofensa, sino decidir dejar ir esa ofensa, a pesar del mal que se ha hecho. El perdón bíblico no es condicional, es incondicional. El perdón bíblico no es un sentimiento, es un acto de la voluntad.

El perdón bíblico no es lo mismo que la reconciliación. Se requiere de dos personas para que haya reconciliación, pero una sola, para que haya perdón. El perdón bíblico no es realmente una opción, sino una obligación. Y El perdón bíblico es posible solamente, porque hemos comprendido y aceptado, primeramente, que a pesar de lo que somos y hacemos, Dios en Cristo Jesús, también nos ha perdonado”. Todo esto es lo que encierra el perdonar bíblicamente. Ahora que lo sabes, empieza a perdonar.