Una forma imparcial de ver la realidad.

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Dios tiene su trono sobre la bóveda que cubre la tierra, y ve a los hombres como si fueran saltamontes. Él extiende el cielo como un toldo, lo despliega como una tienda de campaña. (Is. 40:22)

Aunque la Biblia habla de la atmósfera o que el universo se está expandiendo como se ve en este texto de Isaías; no por esto podemos decir que es un libro que tiene como propósito enseñarnos ciencia. El propósito de la Biblia es para darnos los lentes adecuados para interpretar la realidad, es por esto que el Cristianismo por siglos ha sido la filosofía que nos ha hecho ver y comprender toda realidad; esto ha implicado que en todo tema que investiguemos, desde la ética hasta la economía y la ecología, la verdad se encontraba en lo creado y revelado por Dios.

Sin embargo desde el siglo 19 los científicos seculares han insistido que el naturalismo por sí solo ha reunido las condiciones para ser ciencia. Es por esto  que ha sido muy importante en estas últimas décadas separar la ciencia de la filosofía, ya que se ha presentado como ciencia lo que únicamente es filosofía naturalista, como por ejemplo: En los textos escolares La  macro evolución se presenta como un hecho científico probado, y esto ha confundido a los estudiantes, ya que presentan una teoría no comprobada como ciencia, cuando en verdad se debe presentar como filosofía naturalista.

El naturalismo comienza con premisas como: “La vida surgió de una coalición al azar de átomos, que finalmente evolucionaron hasta ser la vida humana tal como lo conocemos hoy” premisas que no se pueden probar en forma empírica. Y al ser así debemos presentarlo como filosofía y como un sistema de creencia personal. Nunca debemos olvidar que la naturaleza de la ciencia es una, así como la naturaleza de la filosofía es otra.