Igualdad y Equidad

publicado en: Devocionales | 0
“No harás injusticia en el juicio, ni favoreciendo al pobre ni complaciendo al grande; con justicia juzgarás a tu prójimo”. Levítico 19.1
La igualdad y la equidad para Dios no son lo mismo, ni tampoco son principios que tengan el mismo peso. La igualdad, como sabemos enfatiza que somos iguales, que somos del mismo nivel, y que somos importantes. Por otro lado, la equidad es el principio que apunta a que debe haber justicia, rectitud, imparcialidad en nuestras vidas. En el pasaje de hoy vemos estas dos verdades muy claramente. Dios le dice a su pueblo que no debe haber favoritismos entre el rico y el pobre porque los dos son iguales. Por otro lado, también les dice que la justicia (o equidad) se aplica a los dos, a pesar de que sean iguales. Estas dos verdades (igualdad y equidad) han sido una preocupación en al corazón de Dios desde siempre, y por eso la Biblia está llena de referencias tanto a la una como a la otra. Sin embargo, con el tiempo nuestra cultura ha ido reajustando, de manera conveniente, estos dos principios hasta el punto de haber hecho de la igualdad, un principio que está por encima de la equidad. Y es por esta razón, que en nuestra sociedad ahora se proponen, se escuchan, se justifican, y se ven cosas absurdas. Todo esto porque según nos dicen, no debemos discriminar a nadie, ya que todos somos iguales. Como siempre sin embargo, Dios piensa diferente. Para Dios es al revés, es la equidad la que está por encima de la igualdad. Un homosexual y un heterosexual por ejemplo son igualmente importantes a los ojos de Dios. Pero al juzgarlos Dios no los encuentra iguales, la actividad del uno es pecado, y la del otro no. Es también por esta misma razón, que en el día del juicio, aunque todos somos iguales e importantes para Dios, todavía la equidad va a prevalecer y unos irán al cielo, y otros al infierno. ¿Por qué? porque la equidad siempre está sobre la igualdad, al final, la justicia siempre prevalecerá. Así no confundamos estas dos verdades. Si bien las dos son importantes, bíblicamente no son lo mismo, ni tiene el mismo peso.