¿A quién pertenecen los hijos?

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He aquí, herencia de Jehová son los hijos; Cosa de estima el fruto del vientre. Como saetas en mano del valiente, Así son los hijos habidos en la juventud. Bienaventurado el hombre que llenó su aljaba de ellos; No será avergonzado cuando hablare con los enemigos en la puerta. (Sal. 127:3-5)

 

Claramente y a través de toda la historia de la humanidad se ha proclamado la verdad de que: “Toda vida viene de Dios”, que todo niño es una criatura de Dios, tal como el texto de este día nos dice: “He aquí, herencia de Jehová son los hijos». Es por esto que ninguna institución humana puede adjudicarse la propiedad de los niños, ni aun sus propios padres que lo han concebido lo pueden hacer; ya que si lo hacen deben también tener la capacidad de retener esas vidas, y sabemos que esto no es posible ya que todos a través de la muerte tienen que presentarse ante Dios, quien verdaderamente es el autor de toda vida.

Sin embargo hoy día estamos viendo algo que es atrevido y sin fundamento cuando muchos gobiernos en el mundo están jugando al papel de dueños de la vida de los niños, ya que están quitando a los padres el derecho que Dios les ha dado para educar a sus hijos. Dios ha dado como herencia a los padres, es por esto que los únicos que tienen autoridad sobre los hijos, son los padres.

Lo que las instituciones como los gobiernos civiles pueden hacer, es apoyar la institución de la familia, por ejemplo fomentando el roll de los padres al incentivar a la creación de más fuentes de trabajo para que éstos sean buenos proveedores para el hogar. También fomentar el roll de las madres, de tal manera que estas tengan el tiempo para dedicarse a sus hijos de tal forma que los niños crezcan con una identidad segura, debido al amor que las madres depositan en sus hijos por estar con ellos a través de los primeros años de vida.

Hay un refrán muy conocido que dice “Zapatero a su zapato”. Dios dio al gobierno civil el rol del orden público, ya que claramente lo dice que está puesto para castigar al que hace lo malo, mas no el dador de la ternura y de la disciplina del hogar.- (F)