Sabios e ingenuos

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“Porque vuestra obediencia ha venido a ser notoria a todos, así que me gozo de vosotros; pero quiero que seáis sabios para el bien, e ingenuos para el mal”. (Romanos 16.19) ¿Qué tan instruido estas en hacer el bien? ¿Qué tan ingenuo eres para el mal? Somos cristianos y hemos puesto nuestra fe en el Señor Jesús para el perdón de los pecados, eso nos asegura el cielo y una vida eterna con Dios. Sin embargo, ¿Qué hago en este mundo mientras espero llegar al cielo? El apóstol Pablo tiene un buen consejo, “aprendamos a ser sabios para el bien, e ingenuos para el mal.” Como vemos entonces, hay mucho trabajo que hacer todavía mientras llegamos al cielo. En este pasaje Pablo está hablando a la iglesia de Roma y les dice que su obediencia como iglesia se conoce en todo lado, y que eso lo hace muy feliz, sin embargo Pablo dice, “todavía quiero darles un consejo final, sean sabios para el bien e ingenuos para el mal”. La palabra griega que Pablo usa aquí para “sabio” es la palabra “sofos” (σοφός), que significa hábil, experto, perito, instruido, y experimentado. Como es obvio, llegar a ser todas estas cosas requiere esfuerzo y trabajo. No cualquiera llega a ser “experto, perito, instruido, y experimentado” en su rama de trabajo. De igual manera, el apóstol Pablo nos esta enseñando aquí que llegar a ser sabio para el bien no es cosas fácil, sino que requiere constante esfuerzo y trabajo. Por otro lado, la palabra “ingenuo” que Pablo utiliza en este pasaje es la palabra “aqueraios” (ἀκέραιος) que significa no mezclado. Es decir, que no está diluido o entreverado con algo más, en este caso Pablo dice entonces que seamos instruidos y que nos ejercitemos en hacer el bien, y que una vez que hayamos trabajado en eso, no dejemos que eso se diluya o se entrevere con el mal. ¿Qué tan instruido estas en hacer el bien? ¿qué tan ingenuo eres para el mal? Es verdad que en Cristo ya nos hemos ganado el cielo, pero hasta que llegue el momento de irnos todavía hay mucho trabajo que hacer. Proponte esta semana comenzar a ir al gimnasio espiritual y comenzarte a ejercitar para el bien, y ya no mezclar lo bueno que adquieres, con el mal que esta por todo lado