Santificacion y la voluntad de Dios

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“…y la barca ya estaba bastante lejos de la tierra, zarandeada por las olas, porque el viento le era contrario. En la madrugada, Jesús se acercó a ellos caminando sobre el lago” Mateo 14.24–25 (NVI)
Se cuenta que en cierta ocasión en Turquía la casa de una mujer pobre fue robada mientras ella dormía, y entonces agobiada y frustrada, fue directamente al sultán para presentar su queja
—¿Cómo es que se te robo todo? —le preguntó el sultán
—es que estaba durmiendo cuando los ladrones vinieron
—Pero ¿por qué te dormiste? —le volvió a preguntar el sultán.
—Me dormí, dijo ella, porque creí que tú estabas despierto.
Al sultán le agradó aquella respuesta porque mostraba la confianza que esta mujer había depositado en su gobierno, por lo que ordenó que se le devolviese en dinero todo lo que ella había perdido. Esta historia nos ayuda a entender algo en la vida de cada creyente, que si bien nuestros gobiernos locales se pueden dormir durante nuestros momentos de crisis, nuestro Señor nunca lo hace. Él siempre está pendiente de nosotros, en la mañana, en la noche, en los momentos de paz y en medio de la tempestad. Al pasar al otro lado del lago los discípulos comenzaron a preocuparse y desesperarse porque se vieron en medio de la tormenta, o en medio de la crisis. Pero como podemos ver, a Jesús no le importó la hora, el cansancio, el clima, la desesperación de sus discípulos etc. lo único que vio Jesús fue que sus discípulos lo necesitaban y fue en su ayuda. Así que, si algo podemos aprender de todo esto es que sin importar que tan fuerte o que tanto tiempo soplen los vientos en contra nuestra, siempre podemos confiar y estar seguros de que él va a venir en nuestra ayuda, después de todo, él nunca duerme y siempre está listo y sobre todo, quiere ayudarnos.