Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. (Jn. 3:14,15)
La pregunta que quedó planteada la semana pasada Fue: ¿Cómo se nace de nuevo? La creencia cristiana es que si nosotros por la fe nos apropiamos de la obra de Cristo, quien lo realizo como nuestro sustituto, entonces la nueva vida aparecerá en cada creyente, pero: ¿Cómo sucede esto?
El texto que hago mención nos dice que los Israelitas con tan solo mirar a la serpiente que Moisés levanto sobre un asta quedaron sanados, y de igual manera nos dice que todo aquel que mirare a Jesús sobre la cruz, y creyere tendrá vida. Y es que de la cruz salen los más grandes interrogantes: ¿Cómo es que el único que no pecó se encuentra en el tormento más horrendo que ser humano ha experimentado?, ¿Qué de la exclamación donde la más profunda desolación es expresada: “Padre mío, padre mío Porqué me has abandonado”?
Pues la cruz nos revela el momento en que la raza humana fue ajusticiada, porque no debemos olvidar que toda la raza humana se encontraba sentenciada a muerte eterna y sin ninguna esperanza de salvación, por cuanto no fue encontrado ni un solo justo, en el que Dios podía poner su esperanza, y es por esto que Dios envió a Su único Hijo para pasar por todo el proceso de un ser humano a través de un mundo corrompido, y llegó a ser el único que podía salvarnos por cuanto no pecó. Entonces como lo dice el profeta Isaías: “Jehová cargó en Él, el pecado de todos nosotros” Y: “Él herido fue por nuestras transgresiones”.
Es por esto, que no debemos llevar más nuestros pecados sobre nuestras conciencias, porque el sacrificio de Cristo realmente los quita. Allí no quedo nada incompleto, pero para librar nuestras conciencias de la culpa nos hace falta creer y aceptar lo que Cristo lo hizo por nosotros, y si creemos experimentaremos el sentir de que somos sus hijos amados.