“Ves a un ladrón, y lo acompañas; con los adúlteros te identificas”. Salmo 50:18 (NVI)
Antes, por lo menos pensábamos que el adulterio era algo malo. Ahora, lo hemos normalizado hasta el punto de creer que es bueno y justificable. Es por eso que un hombre hoy en día no tiene ningún problema (ni vergüenza) con dejar a su esposa y a sus hijos, por otra mujer. En su idiotez, este hombre (y la sociedad) piensa que lo más normal y sincero que puede hacer cuando encuentra a esa otra mujer, es dejar a su familia sin esposo y sin padre. Esto hace, porque según él, ahora sí a encontrado “su verdadero amor”. Pero esto no es amor, es adulterio. Y tristemente muchos de nosotros estamos adormecidos a esta realidad. }
Por medio de las películas, novelas, libros, y música que tanto nos gustan, la sociedad normaliza y nos vende la idea de que el adulterio es algo bueno, e incluso producto del amor. Es hora que recordemos nuevamente que Dios odia el adulterio. Y sabemos que lo odia y desprecia tanto, porque Dios permite incluso el divorcio (algo que él ya odia Mal 2:16), cuando habido adulterio en la relación matrimonial.
Pero hay algo más, recuerde que Jesús dijo, “que todo aquel que mira a una persona para codiciarla, ya ha cometido adulterio en su corazón”. Esto nos pone en una situación incómoda a los hombres que estamos enseñados a virar la cabeza cada vez que vemos a una mujer atractiva. Pero al mismo tiempo, pone en una situación incómoda a las mujeres que les encanta ver novelas, o leer libros en donde dejan que sus corazones anhelen, o deseen al personaje masculino de la historia. Llegando así, a cometer adulterio en su corazón.
No te dejes engañar, no creas que el adulterio en alguna forma es bueno, o justiciable. No lo normalices en tu vida. Toma las medidas necesarias para evitarlo.