“Casadas, estad sujetas a vuestros maridos, como conviene en el Señor. Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas. Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, porque esto agrada al Señor”. Colosenses 3:18–20
Buenas familias, producen buenas sociedades. Malas familias, destruyen sociedades enteras.
Desde el comienzo de la creación la familia ha sido el fundamento de toda la sociedad. Antes de que exista el gobierno, y aún la misma iglesia, Dios creó primero a la familia. Carle Zimmerman, historiador y sociólogo, demostró ya hace mucho tiempo que las sociedades (como Roma y Grecia) no caen debido a causas externas, sino que auto destruyen ¿Cómo? Destruyendo primero a la familia. Zimmerman encontró que todas las sociedades destruidas tenían esto en común:
- El matrimonio perdió su santidad y su sentido tradicional.
- La falta de respeto a los padres incrementó.
- La delincuencia juvenil, promiscuidad y rebelión aumentaron.
- Hubo proliferación del feminismo.
- En los matrimonios que sí eran tradicionales, no había un compromiso de verdad entre la pareja.
- El adulterio era algo normal.
- Las perversiones sexuales y crímenes relacionados crecieron.
Todos estos siete puntos, como es claro, tienen que ver directamente con la familia. Hoy en día todos quieren salvar el planeta cuidando de las focas, o algún otro animal. Pero la verdad es que la “especie” que más corre peligro de extinción en este mundo, es la familia. ¿Quieres ayudar a cuidar el planeta? Empieza por tu familia, no dejes que se destruya. Si haces esto no solo estarás ayudando a tu propia familia, sino a la sociedad, y el planeta en general. Dios sabe esto y por eso tiene tanto que decirnos y enseñarnos con respecto a la familia como en los versículos de hoy.
Recuerda entonces, buenas familias producen buenas sociedades. Malas familias, destruyen sociedades enteras.