“Y Jehová dijo a Moisés: Así dirás a los hijos de Israel… No hagáis conmigo dioses de plata, ni dioses de oro os haréis. Altar de tierra harás para mí, y sacrificarás sobre él tus holocaustos y tus ofrendas de paz, tus ovejas y tus vacas… Y si me hicieres altar de piedras, no las labres de cantería; porque si alzares herramienta sobre él, lo profanarás. No subirás por gradas a mi altar, para que tu desnudez no se descubra junto a él”. Éxodo 20:22–26
Al comienzo de la historia de Israel, la gente había adorado a Dios como quería. Pero ahora en Éxodo 20, Dios pone las reglas claras. Primero, en el v23 Dios dice que no quiere que lo adoren con imágenes. ¿Por qué? Porque Dios es Espíritu, y por lo tanto inmaterial. Querer hacer una representación de él sería algo absurdo, e irreal. Segundo, en el v24 Dios dice que la adoración requiere sacrificio y ofrenda. Hoy en día ya no sacrificamos animales, ni damos ofrendas de alimento, pero sí sacrificamos cosas como nuestro tiempo, y además podemos seguir ayudando con ofrendas (aunque no únicamente) económicas. Tercero, v25 Dios dice que la adoración ha de ser sencilla. Un altar de piedras y sin pulir, era suficiente. Esto nos enseña que no es necesario tener la última tecnología, ni las últimas luces que se venden en el mercado para poder adorar. Lo que Dios desea no es un espectáculo, sino adoración. En esto, las iglesias pequeñas y limitadas económicamente muchas veces aventajan a las iglesias grandes y pudientes.
Finalmente, en el v26 Dios dice que la adoración requiere decencia. El altar debía estar abajo, y no en una parte alta para que los sacerdotes no suban las gradas. Los sacerdotes en esos tiempos usaban túnicas, y al subir las gradas podría ocurrir que sus partes íntimas queden expuestas, lo cual no sería decente. Aquí, las iglesias tanto ricas como pobres, pequeñas y grandes tienen mucho que aprender. Hoy tanto mujeres como hombres se visten de manera indecente e inapropiada para ir a la iglesia adorar a Dios. A veces parece más que se van a una discoteca, un bar, o un partido de fútbol. Recuerda, Dios ha dicho claramente cómo quiere que lo adoren (Estos mismos principios se reafirman en el Nuevo Testamento). Piensa en esto el próximo domingo cuando vayas a la iglesia.