“Pues la ley produce ira;…” (Ro. 4:15)
Pero sabemos que la ley es buena, si uno la usa legítimamente; conociendo esto, que la ley no fue dada para el justo, sino para los transgresores y desobedientes, para los impíos y pecadores, para los irreverentes y profanos, para los parricidas y matricidas, para los homicidas, para los fornicarios, para los sodomitas, para los secuestradores, para los mentirosos y perjuros, y para cuanto se oponga a la sana doctrina, (1Tim. 1:8-10)
Cuando una sociedad pierde la confianza en sus habitantes, muestra que está caminando hacia la decadencia, entendiéndose a ésta como el principio de la ruina. Sabemos que un porcentaje de la población engañó, mintió, robó, estafó, falsificó, etc. pero entonces se aplicaron sistemas de control para todos; y ahora todos debemos primeramente demostrar que somos confiables, aunque muchos lo seamos. Es por esto que las personas temerosas de Dios y honestas llegan a la frustración por cuanto deben seguir todo el proceso del sistema para demostrar que son confiables, gastando de esta manera la energía, y desperdiciando su vida en cosas infructuosas, y lo que es peor negando la herencia cristiana que han recibido de sus padres.
La Palabra de Dios dice que La ley es buena si uno la usa legítimamente, pero si no lo hace produce ira. Si como ciudadanos ecuatorianos tenemos que pasar por una serie de filtros de control que todas las instituciones del estado tienen, antes de poder ser aprobados como confiables, para de esta manera ejercitar nuestro roll como ciudadanos; esto produce desilusión y frustración, ya que quita la motivación y la satisfacción de hacer la tarea con pasión. Por ejemplo un profesor debe ahora invertir lo mejor de su tiempo en informes y presentación de evaluaciones con la finalidad de demostrar que está haciendo su tarea con responsabilidad, cuando debería estar empleando esa energía, como en el pasado con pasión en encarnar el amor por la investigación en sus estudiantes.