“Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios. Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS”. Lucas 1:30–31
La típica mujer feminista, fanática, y empoderada de hoy en día, no hubiese durado ni 10 minutos en la cultura donde María creció. Las mujeres en los tiempos de la Biblia eran completamente desvaloradas, despreciadas, y abusadas. Eran vistas y tratadas más como un “mal necesario”, y no como lo que realmente eran: una bendición de Dios. Pero las cosas para María no estaban a punto de mejorar, sino de empeorar. Según vemos en el versículo de hoy un ángel se le aparece y le dice que va a quedar embarazada. Esto (a más de lo que ya sufría por el sólo hecho de ser mujer) le iba a traer vergüenza, criticismo y repudio social, ya que todos sabrían que este niño no era de su esposo, José. Pero irónicamente, era esto, lo mismo que le traería esta vergüenza y repudio social, lo que al mismo tiempo sería la fuente del gozo de María. Un niño, Jesús. Aquel hombre que, traída la salvación para ella, y su pueblo.
Esta parte de la historia de María nos enseña algo importante. Que sin importar las cosas que estén sucediendo a nuestro alrededor, todavía podemos tener gozo cuando nos enfocamos en Jesús, y no en la situación o condiciones adversas que estemos enfrentando. Obviamente, todos sabemos que para María estarse enfocando en que ella sería la madre de Jesús, o que este niño traería salvación no hizo que todos sus males y sufrimientos desaparezcan. Sin embargo, sí le daba esperanza a María de que algún día TODOS los males y sufrimientos de este mundo, desaparecerían gracias a este niño. Esta navidad el celebrar y recordar a Jesús no va a hacer que todas las cosas malas desaparezcan, ellas seguirán allí el 26 de diciembre. Pero eso no debería desanimarnos ni quitarnos las ganas de celebrar y recordar el nacimiento de Jesús. Porque al igual que María, tenemos la seguridad y la esperanza de que gracias a lo que este niño hizo (su vida, muerte y resurrección) vendrán días que serán, eternamente mejores. Y saber esto, nos ayudará a vivir esta vida con gozo.