“¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra”. Salmo 73:25
Se cuenta que, Muhammad Ali (considerado el boxeador más grande en la historia) iba en un avión, y durante un momento de turbulencia la azafata le pidió que se abrochara el cinturón de seguridad, pero Ali contestó: “Superman no necesita cinturón”. A lo cual la azafata respondió: “Superman tampoco necesita un avión”. Es fácil creer que no necesito cinturón, mientras estoy bien sentado en el avión, o mientras no estoy cayendo al vacío. Hablando en términos más bíblicos, es fácil creer que no necesito de Dios, mientras todo está bien en mi vida. Tristemente, vivimos en una sociedad que nos enseña, alienta y que incluso nos obliga a auto independizarnos de Dios. Es por eso que cosas como ir a la iglesia, leer la Biblia, cambiar mi estilo de vida por uno más bíblico, orar, etc. están en la última parte de la lista de prioridades (o a veces no están ni en la lista). No debemos dejarnos engañar por el mundo, Dios es indispensable en nuestras vidas. El versículo de hoy nos recuerda esto. El escritor tenía las prioridades en orden, y por eso correctamente dice: “fuera de ti nada deseo en la tierra”. El salmista entendía algo que a muchos de nosotros nos cuesta entender hoy en día, que Dios no sólo es importante sino indispensable en nuestras vidas. ¿Por qué? Porque la verdad es que somos más frágiles de lo aparentamos, menos inteligentes de lo que pensamos, menos sabios de lo que nos creemos, y por supuesto, menos humildes de lo que nos mostramos. Esta es la verdad, y es por esto que necesitamos continuamente de Dios. Todo aquel que ha olvidado esta verdad, algún día se va a despertar cayendo al vacío y dándose cuenta que en esta vida no existe cinturón de seguridad, y mucho menos un avión que nos sostenga. Lo único que existe para podernos agarrar y no caer al vacío, es Dios.