“Cuando he aquí, una mujer le sale al encuentro, Con atavío de ramera y astuta de corazón…Porque el marido no está en casa; Se ha ido a un largo viaje”. Proverbios 7:10, 19
Es conocido que el capítulo 7 de proverbios habla de las artimañas que la mujer ramera usa para engañar a muchos hombres a que cometan adulterio con ella. Pero lo que no se conoce tanto (como bien lo vemos en el pasaje de hoy) es que esta mujer está casada y tiene marido. No es una “prostituta profesional”, es una esposa, y de seguro madre de algunos hijos. Qué triste es ver cómo la idea del matrimonio bíblico en este hogar se había perdido completamente. Es claro que esta mujer no tiene justificación por estarse acostando con otros hombres cuando su esposo no estaba. Pero la verdad del asunto es que su esposo tampoco tiene justificación por haber dejado que su esposa busque en otros la atención, el amor, y la compañía que él no le brindaba. Esta mujer como ya vimos no era una “prostituía profesional”, de ser así podríamos pensar que hacía todo esto por dinero. Pero no, lo hacía más bien porque al parecer sus deseos más profundos de ser amada, conquistada, apreciada, valorada etc. de alguna manera no se estaban cumpliendo por parte de su esposo aun cuando él estaba en casa. Si lo hubiese hecho, ella no habría salido a buscar a nadie, cuando él se iba.
¡Cuida de tu matrimonio! Si algo está mal, no es porque uno está mal, sino porque los dos lo están. Mayormente porque los dos están olvidando (en mayor o menor medida) la promesa que se hicieron algún día: amarse hasta que la muerte los separe. Recuerda que el amor es sacrificado y desinteresado, se da sin pedir nada a cambio. ¡No descuides tu matrimonio! Esposo, no hagas que tu esposa salga a buscar en otros ese amor, protección, atención, valoración, etc. que sólo de ti debe recibir. Y usted querida esposa, no busque fuera, lo que solo de él, puede y debe recibir.