“Y conoció de nuevo Adán a su mujer, la cual dio a luz un hijo, y llamó su nombre Set: Porque Dios (dijo ella) me ha sustituido otro hijo en lugar de Abel, a quien mató Caín”. Génesis 4:25
Una de las cosas más interesantes en este versículo es la manera en la que describe la relación sexual. Este versículo dice: “Y conoció de nuevo Adán a su mujer”. La palabra “conocer” es la palabra que la Biblia generalmente utiliza para describir el acto sexual. ¿Por qué? porque la Biblia reconoce que el acto sexual entre dos seres humanos (hombre y mujer) es más que tan solo un acto animal. Es un acto sagrado y especial guardado para ayudar a que el matrimonio se llegue a conocer y unir aun de la manera más íntima. No solo físicamente, sino también emocional, psicológica, espiritual, e intelectualmente. Es más que un mero acto animal. Tristemente, hoy en día estamos muy lejos del estándar de Dios. Ahora el sexo es visto como tan solo una necesidad fisiológica más, tal cual lo es el comer. Y por lo tanto, esta necesidad debe ser satisfecha dónde quiera, con quién quiera, cuándo quiera, y de la manera que uno quiera. Es así entonces que hemos terminado con una cultura que justifica cosas como la pornografía, homosexualidad, lesbianismo, bestialismo, etc. cosas tan grotescas que aun da vergüenza mencionar.
Todo esto, porque con el tiempo hemos dejado que las lecciones de sexualidad vengan del mundo, de los “expertos”, pero no de Dios. La Biblia es clara y simple en cuanto a este asunto, Dios creó la sexualidad para ayudar a que un esposo y su esposa, con libertad lleguen a conocerse y unirse íntimamente. Fuera de estos parámetros, el sexo se vuelve tan solo un placer más que satisfacer, un acto meramente animal. Muchas personas tienen problemas en su vida sexual no tanto porque estén casadas con la misma persona por años, sino porque por años han vivido con la visión errónea en cuanto al sexo. Como todo, Dios puede también sanar y restaurar esta parte de tu vida. Es hora de entregarse a él.