El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia. (Jn.10:10)
Nadie sabe a ciencia cierta cómo se originó el coronavirus, si por medio de creación humana en un laboratorio o por medios naturales a través de animales; pero lo que si es cierto es que esta pandemia cayo como anillo al dedo a las pretensiones futuras de tener un gobierno mundial como lo han venido anunciando ciertos mega millonarios y clubes formados por ellos con esta misión. Y no hago esta aseveración únicamente por ver sus propósitos económicos, ya que estos personajes están atrás de los mejores negocios generados a raíz de la pandemia, sino más bien por cuanto ellos mismos lo están anunciando como solución al problema mundial.
¿Pero cómo es esto de “anillo al dedo”? En realidad, no se lograría jamás un gobierno global si no se quita primeramente la soberanía de las naciones, y para quitar la soberanía ha funcionado muy bien esta pandemia, ya que por un lado nuestra obediencia ciega ha sido en definitiva a las ordenes emanadas de la OMS y de personajes que están detrás de esta organización; y en segundo lugar nuestra obediencia ciega es a los organismos internacionales crediticios, quienes por medio de esta pandemia han logrado clientes seguros ya que las naciones han estado sin producir como se debe por el lapso de al menos 7 meses. Entonces llegan estos “salvadores” y ponen las condiciones para desembolsar los créditos que necesitamos, condiciones como la aprobación del aborto, la aprobación de la agenda de género y otras.
¿Qué es lo que pretenden los que están atrás de las cortinas de las naciones?, nada más que un nuevo orden mundial, para que todos se acomoden a sus intereses de ambición y poder. Es por esto que Jesús anhela que todos despertemos con las palabras que suenan con claridad en estos tiempos oscuros. El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.