Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. (Jn. 8: 31,32)
Este pasaje nos enseña claramente que únicamente la verdad nos lleva a la libertad. Jesús en primera instancia muestra que la verdad; es decir la luz y la trasparencia llevan a la libertad, y que por lo contrario la obscuridad y la in transparencia llevan a la esclavitud, que es lo mismo que decir que las mentiras que creemos nos esclavizan.
A la luz de estas palabras podemos ver la esclavitud a la cual la humanidad está sometida por causa del coronavirus, esclavitud que se refleja en no poder disfrutar del oxígeno libremente, de no poder ser afectivos con los demás, de no poder estornudar o toser en forma apropiada por temor a que me rechacen, de no poder visitar a mis seres queridos como mis abuelitos y padres, de no poder enfermarme de un resfrío por cuanto todo es sospechoso de tener este virus, de enfermarme de cualquier otra cosa por cuanto los hospitales públicos se encuentran únicamente al servicio del Covid. Toda esta esclavitud que estamos viviendo debemos examinarlo a la luz de la verdad, por cuanto únicamente ésta nos hace libres.
Al examinar entonces esta epidemia a la luz de la verdad podemos ver claramente que hay mentiras que se fueron sembrando para llegar a este estado de esclavitud, mentiras como: “millones van a morir”, “el virus es tan mortal”, “ya no es una epidemia sino una pandemia por cuanto no hay inmunidad para este virus”. Sin embargo, frente a estas mentiras la verdad está emergiendo cuando vemos que el porcentaje de los que pasaron a la otra vida se encuentra por debajo del 3%, los testimonios están mostrando que el temor quitó la vida a muchos debido a que el temor reduce la capacidad inmunológica, y que también muchos han muerto de otras enfermedades por cuanto los hospitales no les pudieron atender.
No, la verdad es la única que quita la esclavitud.