“A la mujer dijo:…y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti”. Génesis 3.16
Cuando Adán y Eva pecaron el plan de Dios se interrumpió. La mujer y el hombre ahora competirían salvajemente por saber quién es el mejor. Es así como nació el machismo y el feminismo. Hombres y mujeres queriendo demostrar que son más fuertes, más importantes, más libres, y más inteligentes que su opuesto. Esta idea ahora está metida en todo. Por eso a los padres dentro de una película o serie de TV se los representa como estúpidos y ociosos, que solamente se interesan por el deporte y el sexo. Las inteligentes claro, son las esposas. Es por esto también que las mujeres salen a protestar exponiendo los pechos o desnudándose completamente. Peor aún, es por esta misma razón que los femicidios no parecen estar parando, sino incrementándose. Todo esto como producto del machismo y feminismo que nació del pecado.
¿Cuál es la solución? volver al plan original de Dios. Un hogar y/o sociedad donde hombres y mujeres entienden que ninguno de ellos es más importante que el otro, los dos lo son. Los dos fueron creados a imagen semejanza de Dios. Poner reglas y sanciones en contra del machismo y feminismo abusivo, inmoral etc. está bien. Pero una sociedad no va a cambiar hasta que no cambien las personas que constituyen tal sociedad. Y ¿Cómo cambiar la sociedad? Siendo la luz y la sal de la Tierra, dando el ejemplo. Esa es nutra labor. Que nadie entonces al verte entonces, “allí va un machista”, o “allí va una feminista”. Sino más bien, “allí va un cristiano”.