“No vivan ya según los criterios del tiempo presente; al contrario, cambien su manera de pensar para que así cambie su manera de vivir y lleguen a conocer la voluntad de Dios, es decir, lo que es bueno, lo que le es grato, lo que es perfecto.” Romanos 12:2
Este versículo nos habla de que cuando cambiamos nuestra manera de pensar, afectará nuestra manera de vivir. Y esto es una realidad en nuestras vidas estos días, pero no necesariamente para algo positivo. El pensamiento con el cual hemos sido bombardeados es que tenemos que permanecer encerrados, ajenos del contacto físico, con mucho cuidado de los lugares a donde vamos, las personas con las que hablamos e incluso lo que comemos. ¡Es una completa esclavitud! Al cambiar nuestra mente a un punto de llegar a cuidarnos hasta el más mínimo detalle nos hemos convertido en esclavos de la manera en la que vivimos. Nuestra mente juega un papel muy importante en todo esto, ya que dicta la manera en que actuamos y al hacerlo bajo el miedo nos convierte en esclavos del que tiene el dominio del miedo, satanás. (Hebreos 2:14) Pero Jesús vino a darnos vida y vida en abundancia, (Juan 10:10), esa vida incluye libertad, “Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.” Juan 8:36. Tu manera de pensar debe cambiar de tal manera que sepas que Dios cuida de ti, (Deuteronomio 31:6). Buscar en este tiempo primeramente el Reino de Dios y su justicia (Mateo 6:33) y veremos que todo lo que necesitamos, ya sea salud, economía, bien estar, nos lo dará nuestro Dios. “He aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” Mateo 28:20, Dios no está lejos de nuestra realidad, él sabe exactamente lo que cada uno vivimos, por lo tanto cambia tu manera de pensar para que cambie tu manera de vivir.