“Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios”. 1 Pedro 4.10
En el versículo de hoy el apóstol Pedro nos recuerda que a cada uno de nosotros los creyentes se nos ha dado un don con el propósito de ayudar a la iglesia. Claro, en este punto es importante recordarnos a nosotros mismos que la iglesia no es el edificio de cuatro paredes en donde nos reunimos cada domingo. La iglesia es más bien la gente que entra a ese edificio con nosotros los domingos. Esto quiere decir entonces que según el apóstol Pedro a cada uno de nosotros se nos ha dado un don para edificar o ayudar a esos hermanos con los que nos vemos cada domingo. Es obvio que las cosas en estos tiempos se han puesto difíciles ya que no nos hemos estado reuniendo los domingos. Sin embargo, eso no significa que no podamos hacer nada para edificarnos los unos a los otros. La iglesia no ha muerto. Si bien no nos estamos reuniendo los domingos la iglesia sigue viva ya que la iglesia no son las paredes sino los creyentes. Así que ¿cómo has estado ejerciendo estos días el don que Dios te ha dado para edificar a la iglesia? En los tiempos de crisis es fácil enfocarse en uno mismo y olvidarse de la responsabilidad que tenemos con los hermanos de la iglesia. Aunque en estos días las opciones para ejercer nuestros dones (cualquiera que estos sean) son limitadas, no es algo imposible. Si tu don es el de dar, exhortar, o servir por qué no enfocar esos dones en dar, exhortar, o servir ofreciendo palabras de ánimo y aliento al hermano que lo necesita por medio de una llamada o un mensaje. De seguro ejercer nuestros dones en estos días requiere de mucha creatividad. Pero aun más que eso, requiere de voluntad para dejar de pensar en nosotros mismos y comenzar a pensar también en las otras personas que igualmente son parte de la iglesia de Dios. No dejes que las semanas sigan pasando sin que puedas ejercer tu don.