“si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra.” 2 de Crónicas 7:14
Nuestro Padre Celestial siempre quiere nuestro bienestar, es por esto que constantemente nos exhorta a volver a Sus caminos y apartarnos del mal. Él sabe que sin su ayuda y dirección rápidamente cada uno seríamos tentados cuando nuestros propios malos deseos nos arrastran para hacer algo incorrecto. Es como una botella de Coca-Cola, el contenido de la misma es una gaseosa que todos conocemos, si la abrimos y tomamos va a ser Coca-Cola, si la zarandeamos y la abrimos, su contenido saldrá bruscamente por todas partes, pero su consistencia nunca cambiará sigue siendo Coca-Cola. De la misma manera, tenemos que examinarnos y ver el contenido que llevamos cada uno de nosotros, ¿tenemos amor, gozo, paz, paciencia, bondad, perdón, etc dentro de nosotros? Si ese es el caso, pues cada vez que tengamos que verter nuestro contenido hacia la humanidad estas buenas cualidades serán las que daremos a los demás. Pero, ¿qué si su contenido es odio, pleitos, enemistades, engaño, mentira, violencia, etc? Pues entonces, eso es lo que saldrá de nuestro interior. Si somos zarandeados de tal manera que todo lo que está dentro sale con mucha más rapidez y sin control, podremos ver de qué realmente estamos llenos. Es muchas veces durante tiempos de crisis en la que nuestra verdadera naturaleza sale a la luz. El versículo de hoy nos indica lo que debemos hacer para cambiar: humillarnos e invocar el nombre de Dios, orar y pedir perdón de nuestros pecados. Y Dios en su misericordia nos sanará y restaurará