El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. (Mt. 24:35)
¿Es posible que algo que fue escrito hace más de 3,000 años pueda en verdad hacer una diferencia en nuestras vidas? No sólo un “¡Vaya, éste fue un libro divertido con buenas historias!”, sino un, “¡Vaya, este libro fue escrito acerca de mí y para mí!”. En verdad la Biblia es una carta personal de amor de Alguien que nos conoce mejor de lo que nosotros mismos nos conocemos. Este libro también nos dice que Dios mismo puede liberarnos de todos nuestros pecados. Además, nos da detalles completos (sin que falte nada) de ¡cómo podemos llegar a ser las personas que Dios nos creó para ser!
Por un largo período de tiempo, Dios les dio pensamientos específicos a mucha gente diferente para que lo escribiera. Dios guió a las personas para comunicar su mensaje de amor y salvación de la mejor manera. Por lo tanto, es apropiado decir que Dios es el autor real, y esto es lo que se quiere decir cuando se dice que la Biblia es la Palabra “inspirada” de Dios.
Entonces la Biblia debe tener importancia para ti, así como fue importante para tus tatarabuelos mucho tiempo antes de ti. Ésta también tendrá significado para tus hijos algún día. La Biblia nunca será anticuada, como tu ropa o tus CDs, sino que continuará siendo importante a través de los tiempos. No es suficiente sólo leer la Palabra de Dios. Eso es solamente la mitad de la ecuación. La otra mitad (y de la misma importancia) es obedecer lo que leemos. No nos hace ningún bien en absoluto si nosotros la leemos y nunca actuamos. Pero si nosotros permitimos que lo que leemos nos moldee y transforme, conforme buscamos obedecerla, entonces la Palabra de Dios realmente viene a ser viva y activa.