Observando y alejándonos

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“Mas os ruego, hermanos, que os fijéis en los que causan divisiones y tropiezos en contra de la doctrina que vosotros habéis aprendido, y que os apartéis de ellos”. Romanos 16.17

Este es tal vez uno de los consejos mas prácticos, pero al mismo tiempo más duros que el apóstol Pablo nos puede dar. Y como podemos notar en el versículo de hoy, Pablo no solo nos pide que tomemos en cuenta su consejo, sino que nos ruega que por favor lo hagamos. Y ¿Qué es eso que Pablo quiere que hagamos? Que nos apartemos de todos aquellos que causan divisiones y tropiezos en nuestra vida. De aquellos que nos animan a ir en contra de la doctrina o lo que dice la Biblia. ¿Por qué deberíamos hacer esto? Porque este tipo de gente no va a ser de edificación en nuestra vidas. Sino que lo único que van a lograr, es que nos alejemos de Dios. Cuando este tipo de gente llegue a nuestra vida entonces, Pablo nos anima hacer dos cosas. Primero, a observarlos cuidadosamente, a fijar nuestra mirada en ellos y evaluarlos. Segundo, si es que al evaluarlos nos damos cuenta de que estas personas solo traen división y tropiezo en contra de lo que nos enseña la Biblia, entonces Pablo nos recomienda que nos alejemos de ellos. Sin embargo, este consejo no solo se aplica a las personas, sino que también se puede aplicar a muchas otras cosas como ideas, actitudes, música, deseos, libros etc. que lo único que causan, o están causando en nuestras vidas, es que nos alejemos más de Dios. A todas estas cosas dice Pablo, no tenemos que abrirles la puerta de nuestro corazón, sino más bien tenemos que alejarnos de ellas. Este es un buen consejo claro, pero al mismo tiempo muy duro de aplicar. Porque en muchos casos, esto va a significar que si es que no queremos seguir tropezando en la vida vamos a tener que alejarnos de ciertas amistades con las que nos gusta estar, de cierta música y libros que disfrutamos, o de lugares que frecuentamos. Por más duro que sea este consejo, no desprecies. Sin embargo, si lo haces, no te quejes o le preguntes después a Dios por qué nuevamente has tropezado en la vida. Tú ya lo sabes.