Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? (Mt. 7: 16)
Estamos viviendo en todo el mundo un período histórico nunca antes experimentado, un período en el que, aunque atacamos la corrupción y la violencia con tanta vehemencia, éstas, en vez de reducirse se fortalecen más y más. Y lo peor de todo es que la sociedad en general sigue pensando que al aplicar leyes cada vez más duras, y programas preventivos que asusten y causen miedo, entonces tendremos todo bajo control para crear una sociedad de paz y armonía. Pero la verdad es que nos encontramos “rascando donde no pica”, y que fea sensación es esta.
El Señor Jesucristo siempre ha puesto el “dedo en la llaga” por cuanto está pendiente de todo lo que pasa en el mundo. Y es por esto que frente a la realidad que estamos viviendo Él nos dice: ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?, en otras palabras como puede nuestra sociedad cosechar buenos frutos cuando día a día está sembrando espinos, por ejemplo, al enseñar a nuestros hijos desde muy pequeños que no hay consecuencia de sus actos, porque les pasamos por alto su mal comportamiento, ya que les permitimos que sus deseos sean más importantes que el cultivo de las virtudes como el dominio propio, la responsabilidad , la prudencia. También estamos sembrando una sociedad hedonista en donde hemos elevado nuestros deseos por encima de los principio eternos de Dios, por ejemplo decimos que los jóvenes deben ejercitar su libertad sexual cuando quieran. Muchos creen que nos hemos emancipado ya que hemos reemplazado el Temor a Dios por los derechos individuales, y estos han crecido tanto que ya no hay cabida para el arrepentimiento, cuando hacemos algo malo, siempre podemos sacar alguno de aquellos derechos que, aunque choque con los derechos de los demás, siempre gana el derecho de expresar mis propios deseos. Entonces, ahora ya no importa lo que Dios dice, sino como yo me siento. Por ejemplo si siento que debo dar rienda suelta a mis deseos sexuales, por cuanto si no lo hago voy a entrar en depresión, entonces esto es más importante y la cultura de derechos me respalda. – (F)