“Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia”. Romanos 6.14 En este versículo el apóstol Pablo nos recuerda dos cosas muy importantes. Primero, nos da una promesa que debe alegrar cada uno de nuestros corazones. Pablo nos dice que “el pecado no se enseñoreará más de nosotros”. Es decir, no hay pecado que sea demasiado grande, o en el que estemos demasiado metidos, o que sea demasiado fuerte, terrible, o grotesco, del cual no podamos salir. Dicho de otra manera, puede que el pecado nos haga caer, pero no nos podrá derrotar. Ganará unas batallas, pero nunca la guerra. Segundo, el apóstol Pablo nos dice en este versículo que mientras luchamos con el pecado en nuestras vidas, no importa si es que fallamos en el intento. ¿Por qué? porque no estamos bajo la ley que nos condena por haber pecado, sino bajo la gracia que nos recuerda una y otra vez, que ya estamos perdonados. Así que cuando peco, Dios no me juzga o me condena al infierno, o me dice “mal hecho”, como era en el pasado cuando no era creyente. Ahora, en su gracia Dios me dice, “todo está perdonado”, me anima a levantarme, y luego me da la fuerza para seguir luchando. Así que la verdad maravillosa del creyente es que no tiene nada que perder frente al pecado. Porque por un lado, no hay pecado que me pueda derrotar, con la ayuda de Dios podemos superarlo. Y por otro, si es que por mi debilidad tropiezo y caigo por causa del pecado, no hay problema. Dios no me condena, sino que más bien me recuerda que ya he sido perdonado, y que ahora tengo que levantarme para intentarlo una vez más, ya no con mis fuerzas, sino con la suyas. Así que ¿qué estas esperando para tratar una vez más, y demostrarle hoy al pecado, que vives bajo la gracia, y no bajo la ley?