Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos; como algunos de vuestros propios poetas también han dicho: Porque linaje suyo somos. (Hch. 17:28)
Dios nos hizo para tener comunión con El. Somos la idea maravillosa de Él. Dios tiene vida en sí mismo, y su anhelo al hacernos es proyectar en sus criaturas el deleite de lo que es esa vida. Aunque el linaje de Dios se desdibujo por la caída del hombre, sin embargo El arriesgo su todo a través del gran rescate de la cruz de su Hijo. Pero ahora a pesar de todo esto el hombre lo desconoce abiertamente.
¿Cómo es que el hombre ha llegado a este punto de negarlo abiertamente? Porque las ideas tienen consecuencias. Louis Pasteur, dijo: “Un poquito de ciencia aleja al hombre de Dios, mucha ciencia lo vuelve a acercar a Él”. La metodología científica siempre proclamó y proclama que encuentra su lugar donde las teorías son sujetas a pruebas rigurosas, y está ausente cuando se pretende proteger la teoría al no someterlo al ensayo. Por lo tanto si muchos científicos no hubieran tenido esa avidez de hacer verdadera a toda costa su teoría, sino que, hubieran estado al servicio de la ciencia, no se hubiera hecho tanto daño al pensamiento científico moderno, el cual carece de debate y de imparcialidad. Es por esto que en las universidades la única verdad que queda, es el naturalismo filosófico el mismo que proclama que, únicamente las explicaciones naturalistas reúnen las condiciones para ser ciencia.
Porque si la evolución fuese enseñada en los centros educativos, como lo que verdaderamente es; como una aglomeración de ideas compuestas de hipótesis en conflicto y no como una certidumbre indudable, entonces no sería dañina. Pero la Literatura Darwinista sigue presentando al mundo como un hecho probado el “hecho de la evolución”, y como implicaciones lógicas de la ciencia. Por lo tanto, ésta realidad no científica está trayendo implicaciones que van desde la carencia de debate en los centros educativos, hasta la perdida de la ética en todo el ámbito social. Y es debido a esto que Dios es poco o nada importante.