Porque cuando los gentiles que no tienen ley, hacen por naturaleza lo que es de la ley, éstos, aunque no tengan ley, son ley para sí mismos, mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio su conciencia, y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos, (Ro. 2: 14,15)
El fundamento para la moral individual y social lo imprimió Dios en nuestros corazones, tal como lo expresa este texto bíblico. Y como es intrínseco al ser humano, no podemos deshacernos de ella, o quitar la realidad de ella por medio de argumentos como: “Se trata de convencionalismos aprendidos” o “de instintos e impulsos psicológicos”. Dios, por siglos ha hablado y revelado el estándar absoluto e inmutable de lo bueno y lo malo, un estándar que está basado en su propia santidad.
El mundo occidental a tratado mediante argumentos naturalistas de negar la realidad de la ley moral impresa en el corazón humano, a tal punto que la mayoría de las naciones occidentales ya no se apoyan en verdades cristianas como fundamento para sus decisiones morales. La predicación naturalista ha venido proclamando: “No hay fuente trascendente de verdad moral, nosotros tenemos libertad de construir una moralidad propia”. Con esta predicación cada principio queda reducido a una preferencia personal.
Como esta perspectiva naturalista considera que Dios es irrelevante y niega la realidad pecaminosa del hombre, muy poco puede hacer para cambiar la realidad moral de la sociedad ya que debe apelar únicamente a la razón humana desprovista del temor a Dios. Y en estas circunstancias surgen las preguntas: ¿Qué es lo que ha pasado con nuestra cultura? ¿Por qué la ley y el orden no tienen la misma importancia del pasado? Y ¿Por qué después de ensayar muchas respuestas parece que nada funciona para que mejoren las cosas?
Sin embargo los que confiesan que la fuente trascendente de la moral es Dios siguen prefiriendo hacer las tares escolares con honradez cuando hubiera sido fácil copiar de otro, dejar a una muchacha cuando nos gustaría hacerle el amor y decir la verdad aún cuando esta nos haga quedar como tontos.