“¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra. Mi carne y mi corazón desfallecen; Mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre”. Salmo 73:25–26
Este salmo refleja una verdad que tendemos a olvidar continuamente: Que todo lo que necesitamos, lo tenemos en Dios. Sin embargo, el tiempo, el éxito, los fracasos, la diversión, los estudios, los problemas, etc. nos hacen olvidar esta verdad.
Ahora por ejemplo, con el internet, YouTube, y las fiestas, olvidamos que solamente en Dios podemos encontrar entretenimiento de verdad. Con el alcohol, la comida, y el sexo, olvidamos que solamente en Dios encontramos el verdadero placer. Ahora el sol, la arena, la playa, y Disney World, nos hacen olvidar que el descanso de verdad no está en las vacaciones, sino cuando finalmente descansamos en Dios. Ahora, mi enamorada, mi esposa, mis amigos, y mis hijos, nos han hecho olvidar que solamente en Dios podemos encontrar amor de verdad. Ahora, mi trabajo, el dinero, mi casa y mis títulos, nos han hecho olvidar que solo en Dios encontramos verdadera realización. Tristemente, para todo lo que Dios nos ofrece, hemos encontrado un reemplazo “genérico”. Y por eso es que en teoría y/o práctica hemos llegado a la conclusión, de que ya no necesitamos de Dios.
Hoy es un buen día para recordar, que ninguna de estas cosas deben ser un reemplazo de Dios. Todas estas cosas las tenemos gracias a Dios, pero recuerda, no son Dios.