“También les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar”. Lucas 18.1
“La diálisis es un tipo de tratamiento que ayuda al cuerpo a eliminar el líquido adicional y los productos de desecho de la sangre cuando los riñones no pueden hacerlo”. Muchas personas hacen este tipo de tratamiento, y ninguna de ellas lo ve como algo opcional, sino como una necesidad. Porque si no lo hacen, simplemente mueren.
En el versículo de hoy Jesús nos enseña que la oración es la “diálisis” en la vida del creyente, es decir es una necesidad, no, algo opcional. Y hasta que usted y yo no la veamos así, nunca vamos apreciar la oración, ni cosechar sus bendiciones. Ninguna persona que se hace la diálisis dice: “esta semana no me voy hacer el tratamiento, no tengo tiempo”. Eso sería mortal. La oración es igual. Es indispensable que todo creyente mantenga una vida de oración continua, o si no los resultados pueden ser mortales.
Muchos de los creyentes estamos mal, porque nuestra vida de oración es casi nula, o extinta. No oramos, no nos importa, o nos importa poco. Así hemos vivido por años. Y finalmente, hoy estamos cosechando los frutos de haber vivido una vida sin oración. Y claro, la excusa más común es: “no hay tiempo”. Pero recuerde, Jesús fue una de las personas más ocupadas en el mundo. Siempre predicando, sanando, enseñando, disciplinando, caminando etc. Pero aún así se dio tiempo para orar constantemente. La verdad entonces es que sí hay tiempo, lo que nos falta, es ganas. Y no tenemos ganas, porque no hemos aprendido a ver la oración como una necesidad.
Recuerde, la oración es la diálisis del alma. Ya no ponga más excusas, y empiece a dejar tiempo para orar constante y regularmente todos los días.