“Casadas, estad sujetas a vuestros maridos, como conviene en el Señor”. Colosenses 3:18
Para poder entender mejor el concepto de sujeción bíblica hay que entender cinco cosas. Primero, la sujeción es cuestión de orden. Es por esta misma razón que todos nosotros nos sujetamos a las leyes y autoridades. De otra manera todo sería anarquía y caos. Segundo, la Biblia deja en claro que la sujeción es algo bueno que incluso Jesús practicaba. Jesús estaba sujeto a sus padres terrenales (Luc. 2:15), y también a su padre Celestial (1 Cor. 15:28). Tercero, la sujeción no es cuestión de inteligencia, talento o importancia. Jesús no era menos inteligente, talentoso, o importante que sus padres terrenales, o su padre celestial. Si a una esposa entonces se la llama a sujetarse, no es porque ella sea menos inteligente, talentosa, espiritual, capaz, o menos agradable a los ojos de Dios. En muchas ocasiones los dones, talentos e inteligencia de una esposa sobrepasan al de su marido. Cuarto, la sujeción no es obediencia. Muchas mujeres cristianas creen que sujetarse, es lo mismo que obedecer. Pero no es así. La obediencia es un acto externo, la sujeción un acto interno en el que ella decide voluntariamente ponerse bajo el liderazgo de su esposo. Finalmente, hay esposos que son unos verdaderos idiotas, y es por esa razón que el versículo de hoy dice que las mujeres estén sujetas a sus maridos, “como conviene en el Señor”. Si un esposo le pide, o demanda a su esposa que se someta en cosas como robar, mentir, dejarse manipular etc. ella es libre de no sujetarse, porque esas cosas “no convienen en el Señor”.
Bien entendido el concepto de sumisión es algo bueno en la familia. Esta es la manera en que Dios nos llamó a vivir. ¿Estas viviendo como Dios quiere, o como tú quieres?