“Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera” 2 Corintios 12:7
Pablo parece haber estado sufriendo de alguna enfermedad, y le pide tres veces a Dios que lo libre, pero Dios le dice que no.
Hay una metodología de educación llamada unschooling o desescolarización. Esta metodología cree que es el niño o estudiante quien debe elegir lo que quiere aprender o estudiar, porque él más que nadie sabe lo que necesita. Por lo tanto, nadie debe decirle al niño o joven lo que tiene que estudiar. Los adultos y profesores no están allí para imponerle nada, sino para facilitarle las herramientas necesarias para que estudie lo que él quiere.
La desescolarización es una idea errónea en muchas maneras, y ciertamente no es la forma en que Dios educa a sus hijos. Dios entiende que nosotros somos pecadores egoístas, y por eso nunca vamos a escoger lo que es mejor para nosotros. Cuando escogemos, siempre lo hacemos egoistamente. Lo que hace más bien Dios, es darnos lo que necesitamos, aunque eso no sea necesariamente lo que deseamos. De hecho, muchas veces Dios nos da lo contrario, de lo que deseamos. El deseo de Jesús en Getsemaní era no ir a la cruz, pero Dios le dio la cruz. El deseo de Pablo era ser sanado de su aguijón (enfermedad), pero Dios lo dejó con ese aguijón. Somos seres humanos pecadores, y esto hace que muchos de nuestros deseos y anhelos, sean todavía pecaminosos.
Dios es nuestro proveedor, pero es no significa que nos da todo lo que queremos. Que Dios es proveedor significa más bien que Dios siempre nos está proveyendo de lo que necesitamos, aunque esto no sea necesariamente, lo que deseamos.