“Entonces dijo el sumo sacerdote Hilcías al escriba Safán: He hallado el libro de la ley en la casa de Jehová. E Hilcías dio el libro a Safán, y lo leyó”. 2 Reyes 22:8
Durante la renovación del templo de Dios el sacerdote Hilcías hace un descubrimiento increíble, encuentra “el libro de la ley”, o lo que nosotros conocemos como: “la Biblia”. Y es que, desde hace mucho tiempo, este libro había estado perdido. Después de esto, el sacerdote Hilcías le informa al rey de este descubrimiento, y el rey, hace que este libro sea leído a todo el pueblo. Este gran evento en la vida del pueblo de Israel es significativo por dos razones.
Primero, porque nos recuerda que la “la Biblia”, o el “libro de la ley”, puede estar escondido (o aun perdido) en el propio templo de Dios. Lo cual es exactamente lo que sucede hoy en día con muchas iglesias que se denominan cristianas, o evangélicas, pero que no predican ni enseñan realmente la palabra de Dios. Lo que enseñan es más bien amar y justificar el pecado. Estas iglesias realmente están llenas de gente, pero ciertamente no están llenas de la palabra de Dios. Por otro lado, este descubrimiento del libro de la ley, también nos recuerda que la palabra de Dios es importante para la vida de TODOS. Cuando el libro de la ley fue descubierto, el rey hizo que este libro se lea a todos los hombres, mujeres, niños, ancianos etc. ¿Por qué? porque el rey sabía que la palabra de Dios era importante para la vida todos.
Esto nos recuerda que la Biblia tiene mucho que decirnos. Claro, esto no quiere decir que la Biblia es un libro donde encontramos todo lo que “queremos saber” acerca de la vida. Sino más bien, es un libro donde encontramos todo lo que “necesitamos saber”, para nuestra vida. La Biblia entonces no es un libro antiguo lleno de ideas irrelevantes, sino más bien un libro antiguo, que habla relevantemente a todas las necesidades de nuestra vida. No dejes de leerla.