“Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento” Mateo 3:8
Según nos enseña la Biblia, el arrepentimiento bueno y verdadero, siempre produce buenos resultados. En este sentido, es como un buen árbol frutal, que siempre está produciendo. Y no solo un fruto, sino muchos frutos. Ahora, aquí es importante recordar dos cosas: Primero, recuerda que unos árboles producen fruto más rápidamente que otros. Y segundo, recuerda también que, dependiendo del árbol, unos frutos van a ser más grandes que otros. Esta es la razón, por la cual algunas personas cuando se arrepienten cambian radical, y rápidamente. Su vida es diferente de la noche a la mañana.
Por otro lado, hay también aquellos quienes realmente se arrepienten, pero cuyo fruto tarda más en llegar, y cuando llega a veces es más grande. Recuerda entonces, no todo árbol produce fruto al mismo tiempo, ni todos los frutos son del mismo tamaño. ¡Pero cuidado! Tampoco te dejes engañar. Hay gente que NO se ha arrepiente de verdad, pero quiere hacernos creer que sí lo ha hecho. Y con “lágrimas de cocodrilo” nos dicen que solo tenemos que esperar para ver frutos grandes, y buenos. Esto es típico por ejemplo en un matrimonio donde el esposo abandona el hogar, y después de un tiempo quiere regresar diciendo que está realmente arrepentido. En este caso, esa esposa no debería recibirlo inmediatamente. Ella debería recibirlo solo después de ver los frutos. Y esto, no porque ella lo odia, sino porque no es tonta y porque quiere ser bíblica. Ella tiene que asegurarse primero que hay frutos de arrepentimiento. Si no lo hace, lo que va a tener en casa es un holgazán mentiroso, y un futuro divorcio. Nunca olvides entonces, que el verdadero arrepentimiento, tarde o temprano, siempre produce frutos verdaderos.