[Y Jacob el padre de José dijo] Así diréis a José: Te ruego que perdones ahora la maldad de tus hermanos y su pecado…(Génesis 50:17)
La vida de José, es la segunda evidencia de que el perdón verdadero sí es posible, aún hacia aquellos que nos han hecho daño irreparable. Los hermanos de José le hicieron daño en el ámbito emocional, psicológico, espiritual, físico etc., y nada de esto podía ser enmendado ni se enmendó. Pero, aun así, José los perdonó.
Por otro lado, la primera evidencia de que el perdón verdadero sí es posible es el perdón de Dios hacia nosotros los pecadores. José y Dios, podían haber decidido odiar, vengarse, o hacerse las víctimas. Pero no, decidieron perdonar. La palabra “perdón” en nuestras Biblias se traduce de la palabra griega “χαρίζομαι” la cual significa “otorgar libremente algo, a quien no se lo merece”. Y esto es lo que en esencia es el perdón. Cuando perdono entonces, NO es estoy justificando el comportamiento pecaminoso de la otra persona, minimizando lo que me hizo, tomando una actitud de mártir, o dejándome ningunear. Sino más bien, estoy reconociendo que hubo pecado, que hubo daño, pero que aun a pesar de todo esto, voy a otorgarle al pecador lo que no se merece, el perdón. Pero hay algo más, de lo que vemos en José, el perdón no es una emoción, sino una decisión de un corazón bien informado. ¿Informado de que? de que él también ha sido perdonado por Dios. Un corazón desinformado por otro lado no puede perdonar. Este corazón es orgulloso, hipócrita, e ignorante. Es orgulloso porque cree que Dios no le ha perdonado tanto a él, como él tiene que perdonar al que lo ha ofendido. Segundo, es hipócrita porque dice que ama a Dios y habla de perdón en la iglesia, pero cuando le toca perdonar, no lo hace. Y finalmente es también es ignorante, porque no entiende que cualquier cosa que él tenga que perdonar, nunca va a ser tanto como Dios ya le ha perdonado a él. Así que ¿Quién es aquel que te ha dañado intelectual, emocional, psicológica, o físicamente? Es hora de perdonar. El perdón recuerda, no es cuestión de emoción, es cuestión de decisión.