“A Jehová tu Dios temerás, y a él solo servirás” Deuteronomio 6:13
El temor, o la reverencia a Dios ya no es algo que está de moda en nuestras iglesias. Nuestra idea de Dios ha “evolucionado” al igual que todo lo demás. Ahora, la idea que tenemos de Dios es más la de un Dios afeminado, y lleno de emociones bonitas. Un Dios que no me juzga, que no me hace sentir mal, que es mi mejor amigo, y que me acepta tal como soy, aun cuando hago cosas contrarias a su voluntad. Todo esto es el resultado de ya no reverenciar o temer más a Dios. Y este pensamiento, dicho sea de paso, es el mismo pensamiento que está detrás de cambiar los púlpitos de nuestras iglesias, por pequeños atriles. Poner sillones cómodos en donde antes estaba el altar, y tener bailes de hula hula durante el culto dominical. Y esto hacemos, según nosotros, porque Dios es nuestro amigo y entre amigos no hay barreras ni formalismos.
Sin embargo, todas estas cosas lamentablemente no reflejan que somos amigos de Dios, sino más bien que hemos perdido toda reverencia por él. El dios que muchas iglesias tienen ahora entonces es un diosito muy femenino, que ha sido despojado de toda justicia, santidad, majestad, de su ira santa, de su celo protector, y de todo atributo que no concuerde con el pensamiento y/o el activismo de este mundo. Sin embargo, como creyentes tememos que recordar que el Dios de la biblia no ha cambiado y por lo tanto todavía requiere nuestra reverencia. Y esta reverencia, no la mostramos quitando los pulpitos de las iglesias, pero tampoco llegando atrasados los domingos, viendo el reloj durante la prédica, o durmiéndome durante ella. ¿A qué clase de Dios estas sirviendo? ¿Al Dios bíblico, o a este nuevo dios afeminado que hemos fabricado? La respuesta a esta pregunta dictará todo en tu vida, desde como decoras tu iglesia, hasta como vives tu día a día.