¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque diezmáis la menta y el eneldo y el comino, y dejáis lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe. Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello. (Mt. 23:23)
Para llegar a tener una cultura farisaica se necesita por un lado exagerar las reglas y por otro dejar de examinar si éstas están cumpliendo con el propósito.
En el texto de hoy Jesús rechaza la actitud de los judíos, ya que éstos utilizan las leyes que normalmente sirvieron para un buen propósito, pero que ahora solo lo practican para tapar su verdadera irresponsabilidad con el prójimo. Estos se fanfarronean en el cumplimiento mecánico de éstas, pero olvidan lo más importante que es: La JUSTICIA, la MISERICORDIA y la FE.
Hoy en día también se ponen reglas con un buen propósito, pero poco a poco éstas solo llegan a servir para practicar el fariseísmo, ya que únicamente tenemos que hacerlo para demostrar que “somos buenos ciudadanos”, por ejemplo: Acabo yo de venir de los Estados Unidos, para lo cual tuve que hacer dos escalas y tomar tres diferentes aviones, en donde no había ni un solo asiento libre, y en donde casi todo el mundo estaba cansado de la mascarilla y al menos unos instantes se desprendían de su nariz. Y como si esto fuera poco al llegar a Guayaquil todos los pasajeros fuimos conducidos a una sala sin distanciamiento para mostrar nuestras pruebas negativas.
El fariseísmo surge cuando en primer lugar no se entiende el propósito de una regla y se empieza a exagerar solo con la finalidad de mostrar. En el caso del texto de hoy los judíos eran tan estrictos en la ordenanza, pero no podían ayudar a los necesitados porque ya habían cumplido con la ley, ni tampoco salvar a un accidentado porque era día sábado. De la misma forma hoy no hay lugar para la misericordia ni la compasión, sino solamente para demostrar mi cumplimiento. _ (F)