“Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca.” Fil. 4:5
La palabra gentileza en este versículo viene de la palabra griega ἐπιεικής que significa condescendencia, cordialidad, amabilidad, gentileza, comprensión cariñosa, consideración, caridad, mansedumbre, y bondad. Cuando la Biblia nos dice entonces que seamos gentiles, nos está pidiendo que seamos todas estas cosas, en todo lo que hacemos, y en todo lugar. Cuando conversamos, cuando hacemos un chiste, cuando discutimos con alguien, cuando aconsejamos, cuando reaccionamos a la crítica, ya sea que estemos en casa con nuestro cónyuge, o fuera hablado con un completo desconocido. Ahora, si le pidiéramos a nuestros amigos, compañeros de trabajo, o familia que escribieran en un papel algunas de nuestras cualidades ¿Sería gentil una de ellas? La verdad del asunto es que para la mayoría de nosotros ser gentil no es natural. Lo natural es ser lo opuesto.
El gran predicador Charles Spurgeon durante una clase quería enseñarles a sus estudiantes la importancia de conectar lo que dicen, con cómo se ven. Así que les dijo: “cuando hablen acerca del cielo, dejen que su rostro se ilumine. Dejen que se irradie con ese destello de cielo. Dejen que sus ojos brillen con esa gloria que refleja la gloria de Dios. Por otro lado, cuando hablen del infierno, bueno, creo que la cara que tienen será suficiente.” El punto es claro, para la mayoría de nosotros lo natural es no ser gentil. La gentileza es una virtud que se adquiere con los años, el trabajo duro, y la práctica. ¿Te conoce la gente como un cristiano gentil? Hoy es un bien día para empezar.