“Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él.” Gén 2:18
Según los datos oficiales femicidios ocurren casi a diario en el mundo. Y esto es algo se nos hace saber todos los días en las redes sociales. Lo que no se nos dice, es que la realidad del hombre no es muy diferente. Según los datos oficiales por cada mujer que es asesinada, 4 hombres son también asesinados. Muchos de ellos en el hogar. Sin importar como lo veamos entonces, las cosas en casa no están bien. Pero como vemos en el versículo de hoy, Dios no creó las cosas así. Adán necesitaba de alguien que lo complemente. Dios estaba con él, junto a él, en él, pero aun así Adán se sentía solo. ¿Por qué? Porque Dios lo creó con la necesidad innata de requerir a una mujer para complementarlo.
Por otro lado, la palabra ayuda en este versículo se traduce de la palabra hebrea עֵ֫זֶר (ezer) que es exactamente la misma palabra usada en el Salmo 33:20 para referirse a Dios. Esta ayuda que la mujer brinda entonces no es una ayuda cualquiera. Es el reflejo de lo que Dios mismo hace en la vida de todos. ¿Cómo estás construyendo tu matrimonio? El pensamiento en el mundo es que somos autosuficientes y no necesitamos de nadie, peor de nuestros cónyuges. Por eso algunos deciden asesinarlos. El pensamiento bíblico es que nos necesitamos mutuamente el uno al otro. Por eso dañar al otro es hacerse daño a uno mismo. Es cortar la rama del árbol donde estamos parados. Solo una persona estúpida haría eso. Ama y aprecia entonces a quien tienes a tu lado.