y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. (Jn. 8:32)
La meta de la educación ha sido por siglos “La búsqueda de la verdad y la trasmisión de una gran herencia”, es por eso que la metodología clásica para tener éxito en la búsqueda de la verdad pasaba por tres etapas: La “gramática” que consiste en la presentación de las verdades objetivas, “La lógica” que consiste en el razonamiento profundo y debatible, para luego llegar a “La retórica” que es la aplicación persuasiva de la verdad.
El Texto de hoy nos muestra que el producto de la verdad es la libertad, es por esto que cuando algo reclama que es verdad, tenemos que someterlo al razonamiento profundo y debatible para llegar al punto de afirmarlo como verdad. Pero si no lo hacemos esto, nos contentaremos con el enunciado primario y llamaremos a eso “la verdad”; lo cual es muy peligroso, porque si no lo es, entonces caeremos en la esclavitud. Por ejemplo, hoy en día hemos aceptado como la verdad para todas las naciones lo que un grupo de científicos leales a un organismo internacional han proclamado como la verdad, y hemos aceptado también que el único método de enfrentar la epidemia es el que ellos nos dictan. De esto podemos ver que las naciones en su mayoría y servilmente han dejado de pensar por ellas mismas, mientras que otras (muy pocas) lo analizaron y llegaron a la conclusión de que es mejor levantar la inmunidad de la población que aislarlos; aunque recibieron el rechazo por pensar diferente al organismo dictatorial.
Cuando se debate las premisas que reclaman ser verdad llegaremos a experimentar el producto de ésta, que es la libertad; pero si no se lo hace experimentaremos lo que estamos viviendo en la mayoría de las naciones: miedo y aislamiento, y como si esto fuera poco estamos perdiendo nuestra propiedad privada debido al desempleo y la pérdida de la producción, propiedad que nos da libertad, por cuanto podemos tomar decisiones sobre lo que es nuestro. _ (F)