“No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu.” Ef. 5.18
Mira lo que haces, y sabrás de qué estas lleno. Aunque habían otras formas de intoxicarse en la antigüedad, el vino era la más común (no muy diferente a lo que pasa hoy en día). Y este vicio aunque parezca extraño, no solo afectaba a los paganos sino también a los cristianos. Es por eso que Pablo se toma el tiempo para hablar de esto a la iglesia de Éfeso.
Pablo entonces les aconseja que si van a estar llenos de algo, esto no deber ser “trago,” sino del Espíritu. En otras palabras, el Espíritu de Dios es quien debe controlar sus vidas, no el licor (o cualquier otra cosa). Ahora, ¿Cómo actúa una persona llena del Espíritu? Contrario a lo que muchos santurrones piensan, esta persona NO entra en un éxtasis espiritual, cae al suelo, dice cosas sin sentido, se descontrola, etc. Sino que según Pablo (en los versículos siguientes) esta persona se expresa de manera amable, alaba a Dios, tiene gozo, es agradecida etc. Es decir, estar controlado por el Espíritu no es vivir una vida descontrolada como se vive cuando se está lleno de licor. Es lo contrario, es vivir controlando mi vida de tal manera que elijo vivir como Dios manda. ¿De que estas lleno entonces? ¿De vino? ¿De ira? ¿De envidia? ¿De lujuria? O ¿Del Espíritu? Mira lo que haces, y sabrás de qué estas lleno. Si hoy estas lleno de algo más que no sea el Espíritu, es hora de comenzar a vivir como creyente, lleno del Espíritu. Controlando tu vida, de tal manera que empieces a vivir como Dios manda.