“Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza.” Rom 15:4
La Biblia es un libro que Dios nos ha dado para mostrarnos la salvación que tenemos en Cristo Jesús. Pero no solo es eso, es también un libro que se nos ha dejado para recordarnos lo obvio. Para recordarnos por ejemplo que los seres humanos no somos simplemente animales evolucionados, como propone la teoría de Darwin. Que el matrimonio no es entre dos hombres, dos mujeres, o cualquier otra combinación sino entre hombre y mujer. Que una mujer no puede ser un hombre, o un hombre una mujer aunque se hagan una cirugía. Que el sexo no es un derecho del adolescente, sino del casado. Que si un animal tiene derecho a la vida, mucho más lo tiene el niño que es abortado. Y así podemos seguir nombrando un mundo de cosas más. Cosas que hace algunos años parecían obvias, pero ya no lo son. A ¿Dónde ir cuando personalmente o socialmente perdemos el rumbo? Al libro de las cosas obvias: la Biblia. En ella Dios nos ha dejado señalado muy bien el camino de cómo llegar al cielo. Pero también, de cómo debemos vivir en este mundo, mientras llegamos a ese cielo. La lectura de la Biblia no es solo un acto piadoso que hacemos porque somos creyentes. Es un acto por medio del cual Dios nos recuerda lo que ya no es tan obvio en la sociedad. Así que nunca dejes de leer tu Biblia. Recuerda ¡eres lo que lees!