“Instruye al niño en su camino, Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él.” Prov. 22:6
Uno de mis profesores siempre solía decir, “Todo importa, porque todo enseña.” Esto es verdad sobre todo cuando de educar a nuestros hijos se trata. Ten cuidado de cómo estas educando a tus hijos. Dorothy Law Nolte nos puede ayudar aquí. Ella escribe, “Si los niños viven con reproches, aprenden a condenar. Si viven con hostilidad, aprenden a ser agresivos. Si viven con miedo, aprenden a ser cobardes. Si viven con lástima, aprenden a auto-compadecerse. Si viven con ridículo, aprenden a ser tímidos. Si viven con celos, aprenden a sentir envidia. Si viven con vergüenza, aprenden a sentirse culpables. Pero, si viven con ánimo, aprenden a confiar en sí mismos. Si viven con tolerancia, aprenden a ser pacientes. Si viven escuchando que elogias, aprenden a apreciar a los demás. Si viven con aceptación, aprenden a amar. Si viven con aprobación, aprenden a valorarse. Si viven con reconocimiento, aprenden que es bueno tener una meta. Si viven con solidaridad, aprenden a ser generosos. Si viven con honestidad, aprenden qué es la verdad. Si viven con ecuanimidad, aprenden qué es la justicia. Si viven con amabilidad y consideración, aprenden a respetar a los demás.” Recuerda entonces: Todo importa porque todo enseña. Y lo que les enseñamos a nuestros hijos, sea bueno o malo, los marca de por vida. Dios nos ha dado la tarea de instruirlos. Cuidémonos de hacer bien este trabajo, especialmente en el hogar.