Pues, aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo, (2Cor. 10: 3-5)
Andar en la carne significa andar en nuestro cuerpo físico; sin embargo, militar según la carne significa seguir únicamente la corriente de pensamiento mundano sin el conocimiento de Dios y de Su palabra. Por ejemplo, la palabra de Dios nos dice: “no tengan miedo a los que matan el cuerpo, más el alma no pueden matar”. Con estas palabras El Señor Jesucristo nos dice que nuestra gran riqueza no se encuentra en estos 70 u 80 años en esta tierra, sino en la vida completa que está compuesta de cuerpo, alma y espíritu, que además es eterna y sobre todo que hay dos destinos para la eternidad, uno de condenación en el infierno y el otro de gozo en el reino de Cristo. Militar según la carne significa también que todo está a mi cuidado, y que por lo tanto todo el tiempo tengo que estar al cuidado de mi vida. Este estilo de vida es de un cansancio constante, por cuanto no existe el elemento básico de la vida que es el de confiar en que Dios tiene el control sobre todo la realidad del mundo.
Ahora bien, ¿que nos puede librar de esta realidad?, El texto bíblico dice con toda claridad que las armas que están a la disposición son armas poderosas que destruyen argumentos y fortalezas. Argumentos utópicos y fatalistas forjados a través de los tiempos y también sistemas de pensamientos esclavizantes tan defendidos por la cultura, como, por ejemplo: “Dios te va a ayudar solo si tú lo haces primero”, en donde tu quedas a la merced solo de ti mismo.
Es por esto que estas armas poderosas no son otra cosa que la bendita palabra de Dios que si tú lo pruebas llegan a ti y te dan vida abundante.-