“Si algunos riñeren, e hirieren a mujer embarazada, y ésta abortare…entonces pagarás vida por vida” Éxodo 21.22–23
Como vemos en este versículo, en Israel el aborto era castigado por Dios con pena de muerte. Porque lo que la madre llevaba en el vientre se consideraba no solo una “cosa,” sino un ser humano. Cada cierto tiempo el debate sobre el aborto asoma en la sociedad y muchos cristianos tristemente sucumben a los argumentos modernos. Sin embargo, la Biblia es clara en este asunto: el aborto no debe ser tolerado bajo ninguna circunstancia. Porque para Dios la vida es sagrada sin importar si esta vida está todavía en el vientre, fuera del vientre, si tiene un mes, cien años, si viene por un “descuido” de los padres, como algo planeado, o como producto de una violación. No dejes que el mundo cree convicción en ti, es la Biblia la que debe hacerlo. Y la Biblia es clara al decirnos que ningún niño debe pagar por los pecados de sus progenitores (Eze18.20). La vida es sagrada, y por lo tanto cada uno de nosotros tendrá que pagar por lo que ha hecho con relación a este tema del aborto. Ya sea practicar un aborto (doctores), practicarse un aborto (madres), causar un aborto (violadores), o permitir leyes que promuevan los abortos (nosotros). Hoy más que nunca es momento de recordar que un niño no debería nacer tan solo si es que es deseado por la madre, si la sociedad lo permite, o las leyes lo autorizan. Pensar así es absurdo. Nadie debería tener derecho de quitarle la vida a otra persona tan solo porque no la desea. ¿Qué pasaría si hoy salimos con esa actitud a la calle, a quitarle la vida a los que nos caen mal? Recuerda, puede que el aborto sea algo socialmente aceptable, pero nunca será algo bíblico.