Recuerda que en los últimos días llegarán tiempos difíciles. La gente se volverá egoísta, amante del dinero, fanfarrona y orgullosa. Se insultarán unos a otros, no obedecerán a sus padres, no darán ni las gracias y serán mundanos. No sentirán afecto por los demás ni estarán dispuestos a perdonarlos. Hablarán con maldad, estarán fuera de control, serán crueles y odiarán el bien. En esos mismos días, la gente traicionará a sus amigos, actuará sin pensar, se enorgullecerá de lo que sabe y en vez de amar a Dios, amará los placeres. Parecerán ser muy religiosos, pero con su manera de vivir demostrarán que en realidad rechazan servir a Dios; no te metas con esa gente. (2Tim. 3: 1-5)
Tocante a este pasaje la expresión “últimos días” apunta al período que precede a la segunda venida de Cristo para instaurar su reino, en este período se constatará que la sociedad derrumbará todos los estándares morales a tal punto que se cumplirá lo que profetizó Isaías: “! Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo”, período que se asemeja en buena medida a lo que estamos viviendo. Al mirar la realidad moral presente vemos que esto se está cumpliendo ya que la gran mayoría de la gente vive de acuerdo con sus emociones y no de acuerdo con los principios morales, esto lo podemos ver fácilmente en las expresiones: “es mi vida, con tal que no le haga daño a nadie” o “para mi es bueno, si a ti no te parece, allá tú” o también, “son mis derechos, no te metas” Estas expresiones rebelan el carácter moral de nuestra sociedad.
Por lo tanto, observe bien el texto de hoy y verá que la Biblia con toda exactitud rebela el carácter de los hombres en estos días, como por ejemplo cuando dice que: “La gente traicionará a sus amigos, actuará sin pensar, se enorgullecerá de lo que sabe y en vez de amar a Dios, amará los placeres”